Para conseguir que una grabación de voz o de cualquier otro instrumento quede como la toma definitiva podemos invertir muchas horas, e incluso días, si no se tiene una buena planificación previa.
Conseguir la toma perfecta a la primera es algo extraordinario y es algo que dependerá, fundamentalmente, de los músicos. Ahora bien, también es cierto que el técnico puede hacer mucho para ayudar a conseguir esto y que en sus manos recae todo el peso del acabado final, que no es poca cosa.
Una de las herramientas con las que cuenta un técnico para conseguir una pista con el mayor grado posible de excelencia es, además de un buen micrófono y un previo de calidad, una de las técnicas de producción más utilizadas en los estudios de grabación. Y no sólo se usa para la grabación de voz, sino que es válida para cualquier instrumento. Esta técnica se denomina ‘comping’, que viene del inglés ‘compile’, que se traduce como recopilar o reunir.
¿En qué consiste el comping?
De forma muy resumida, esta técnica consiste en grabar varias tomas de audio para, posteriormente, hacer una selección de las partes más valiosas, a fin de montar la mejor versión posible. Si bien dicho así suena muy fácil, esta técnica requiere de una serie de elementos para poder desarrollarla correctamente. Estos elementos son: correcta organización, un número determinado de tomas y un etiquetado claro e intuitivo.
Además de los propios técnicos, muchos músicos son partidarios de esta técnica de grabación, ya que hace su trabajo mucho más fácil. Los músicos no tienen la presión de la toma única y pueden ir haciendo diferentes pruebas. Los técnicos tienen mayor flexibilidad y más material con el que poder confeccionar la mejor pista de audio. Una situación habitual, sobre todo cuando se busca rentabilidad, suele ser que el músico graba varias tomas de su pista para luego marcharse y dejar a los técnicos y productores confeccionando una única pista de audio con las mejores tomas.
La base del comping es: una correcta organización, un número determinado de tomas y un etiquetado claro e intuitivo
¿Cómo se hace un comping?
La forma más común de hacerlo es creando varios pases. Técnicamente, con dos tomas tendrías suficiente material para poder hacer un comping. Sin embargo, como es lógico, de cuantas más tomas dispongas, más posibilidades tendrás en el momento de montar la pista definitiva.
¿Cuántas más tomas pueda grabar, mucho mejor?
No necesariamente. Es más, puede ser algo perjudicial ya que dificultaría la organización y la gestión del comping. Disponer de demasiadas tomas aumenta las posibilidades de que el material se vuelva confuso y que requiera, posteriormente, una mayor inversión de tiempo para organizarlo.
El número adecuado de pases no es algo fijo y dependerá de la visión particular de cada técnico, no obstante, deberían ser más de 2 y menos de 6 tomas por pista. Sin embargo, hay técnicos y productores que prefieren tener al músico grabando más tiempo, hasta que consiguen la mejor toma posible. Una vez tienen la grabación buena realizan pases adicionales, solo como apoyo, evitando así acumular material que luego repercuta en un mayor tiempo de trabajo.
Mas allá de la cantidad y la calidad de las interpretaciones, si eres preciso en la organización del material, y no lo dejas para el final, sino que aprovechas para hacerlo mientras escuchas cada toma, podrás terminar con el comping en un tiempo razonable. Debes ir creando marcadores sobre la marcha que luego te servirán de referencia cuando hagas la escucha de las diferentes tomas.
¿Cómo debo dividir las tomas?
En cuanto a la división apropiada de hacer un comping, si bien puedes hacerlo según estimes adecuado, es decir, por palabras, acordes, compases, etc., lo más apropiado es hacerlo por trozos, a ser posible, no muy cortos. Musicalmente hablando, estas porciones serían las frases musicales.
Una frase musical es una unidad de medida musical, que aunque es algo ambigua, debe tener un sentido musical concordante y cerrado de principio a fin. Suelen estar construidas por la combinación de formas melódicas, rítmicas y silencios
En el caso de la grabación de una voz, lo más adecuado sería dividir la letra de la canción en frases con estructuras muy claras. Si estás trabajando con una pista instrumental, las frases, aunque pueden discurrir de forma diferente a las de la voz, siguen siendo la medida aconsejable.
Debes clasificar las diferentes frases musicales según la calidad de las mismas. Puedes hacerlo apuntando observaciones como “óptima”, “muy buena”, “regular”, “dudosa”, “mala”; o a través de las herramientas de los propios programas como los colores, estrellas, puntuaciones, etc.
El proceso mecánico es muy sencillo. Dando por hecho que utilizamos un DAW, se realiza mediante el uso de capas, así las diferentes tomas se van apilando dentro de una misma pista de audio. Para escuchar las distintas capas bastará con desplegarlas e ir conmutando el botón “solo” de cada capa.
A partir de aquí, la idea es ir seleccionado las pistas idóneas y eliminando todo el material que no sirve. Empieza por la tomas etiquetadas como “óptima”. Si no eran lo que esperabas continua por las clasificadas como “muy buenas” y así, sin descartar de antemano ninguna toma, ya que muchas veces las primeras impresiones no son las más acertadas.
Muchas veces, será más rentable volver a grabar la toma en el momento que dejarla para después
Si se da el caso de que una frase no funciona y ninguna de las diferentes tomas del comping es apropiada, entonces deberás probar con una división más pequeña. Llegado el caso, será conveniente volver a grabar la toma. Por esto, deberás estar muy atento durante la grabación ya que, muchas veces, será más rentable volver a grabar la toma en el momento que dejarla para después.
¿Es el mejor método para conseguir una buena grabación?
Mas allá de que esta técnica de producción, muy extendida sobre todo para la grabación de voz, se haya convertido en un procedimiento muy popular en los estudios de todo el mundo, conviene tener en cuenta que, aunque resulta muy práctica y efectiva, hay que utilizarla con cierto cuidado.
¿Por qué no puedo utilizar el comping alegremente?
Básicamente, por un motivo, porque corres el riesgo de que la grabación pierda naturalidad. No por nada, las grabaciones en directo u otras producciones realizadas en estudio, pero en una sola toma, tienen una “magia especial” que atrapa al oyente. Incluso, a pesar de que pueda haber algunas imperfecciones puntuales, estas grabaciones suelen tener un carácter singular que se transmite a la persona que las escucha.
No es que el ‘comping’ rompa necesariamente con esta magia, pero es recomendable ser prudentes con su utilización.
En cualquier caso, independientemente de la técnica utilizada, un buen oído, un buen equipo y unos buenos músicos siempre originarán una combinación ganadora.
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