A continuación te daremos 5 consejos fundamentales que deberías tener muy presente si quieres mejorar el sonido de tus producciones musicales.
En este artículo encontrarás cinco consejos, que por lo general no suelen explicarse en los tutoriales, ya que estos, normalmente, se centran en cuestiones más técnicas. Estas recomendaciones, tan básicas cómo importantes, han sido recogidas de la experiencia de distintos profesionales del sector. Queremos compartirlas contigo para ayudarte a que tus proyectos den un paso significativo hacia delante.
Evita convertirte en un adicto a los equipos
Desde luego, es importante conocer, experimentar, estudiar y en definitiva tocar todo lo que te pase por delante, con el fin de conseguir ser un técnico de sonido experimentado y con criterio. Creemos firmemente en que la práctica hace al maestro (este no es uno de los 5 conceptos de este artículo, pero no está mal tenerlo presente). Es una actitud muy beneficiosa la de lanzarse a probar y equivocarse todas las veces que sea necesario. Esto tampoco es nada nuevo, ya lo sostenía Hume, a la cabeza de la corriente filosófica del Empirismo, quien enfatizaba el papel de la experiencia, ligada a la percepción sensorial, en la formación del conocimiento.
Dicho esto, muchas veces nos dejamos obnubilar por las características técnicas de los equipos, por el estudio que tiene decenas de previos que sólo hemos visto en revistas, por un preamplificador que es el mismo que utilizó Frank Sinatra, por la nueva tecnología que ha desarrollado un protocolo de comunicación que ahora va 10 veces más rápido o por la nueva controladora que acaba de salir y que ya ha dejado anticuada a la que, con mucho esfuerzo, nos compramos hace tres meses.
Además, también bregamos con ideas preconcebidas de que unos equipos son malos y otros son buenos sólo por que nos lo han dicho o lo hemos leído por ahí. ¿A dónde queremos llegar con todo esto? A que no existe una lista mágica de elementos, de equipos o instrumentos que sea la mejor y que funcione en todas las situaciones.
Podemos tener una lista de equipos amplia y sabernos todas sus características pero lo importante es la forma en que los integramos y, sobre todo, de qué manera lo utilizamos, es decir, cuál es el provecho que, con nuestro conocimiento, sacamos al equipo que tenemos. La tecnología cambia rápidamente y a veces nos mareamos y creemos que es muy importante tener la última versión de un producto determinado e invertimos más tiempo en actualizaciones que en crear o gestionar un proyecto interesante.
Debemos centrarnos menos en las posibilidades y prestaciones de los equipos y más en nuestros proyectos y dejar que sean estos los que nos “pidan” el equipamiento que necesitan.
Entrena tu mente a través de tu oído
El entrenamiento del oído es realmente un entrenamiento para la mente. La audición consciente no es una función del oído sino de la mente. La apreciación del sonido, es decir, percibir y reconocer el mérito de un buen sonido, sus características, detectar si lo que estamos escuchando es un material pobre, falto de matices, o por el contrario, nítido y armónicamente rico, es consecuencia de una imagen mental que se forja a base de la experiencia y la costumbre. Escuchar e identificar las características esenciales de una buena mezcla, para que esta suene bien, equilibrada y profesional, requiere entrenamiento.
Acostumbrar el oído es como acostumbrar el paladar, ambos son sentidos. Si usamos como ejemplo el sentido del gusto, cualquier persona que pruebe un buen vino con las comidas durante unos días, en poco tiempo, sin ser un experto, sin saber de bodegas, ni de añadas, tendrá paladar para distinguir cuál sabe bien y cuál no. Lo mismo sucede con el oído.
Por ejemplo, un músico, que está acostumbrado a sacar canciones de oído tiene una visión diferente, que le permite encarar la música desde una perspectiva más amplia, puesto que se ve obligado a escuchar con detenimiento todos y cada uno de los instrumentos, sus detalles, melodías, articulaciones, etc. Cuando un músico de estas características escucha una canción puede generar una imagen mental con bastante facilidad, visualizar las notas o las secuencias de acordes, distinguir unos instrumentos de otros, sus diferentes timbres, etc. Y esto es sólo práctica, nada más.
Es importante hacer del entrenamiento auditivo una actividad habitual, una actividad diaria. Este ejercicio de coordinación entre el oído y el cerebro mejora tu habilidad para discriminar los diferentes aspectos de un sonido y aumenta tu capacidad para poder llevarlos a donde te interese. Existen diferentes tipos de prácticas al respecto, entrenamiento pasivo, activo, etc. La finalidad de este artículo no es adentrarnos en los aspectos más técnicos, cómo clases de análisis, mezclas, ejercicios, balances, panoramas, profundidad o dinámicas, puesto que esto es material para otro tipo de contenido que trataremos en otra ocasión.
Mantén una visión productiva
Plantéate cómo las cosas pueden sumar. Sé flexible, curioso y pragmático. Esto enriquecerá tu trabajo.
Es muy importante buscar la mejor sinergia. ¿A qué nos referimos?, pues a que, como hemos mencionado antes, no hay una lista sagrada de equipos, ni técnicas o formas de trabajo únicas, lo que hay son miles de herramientas para potenciar nuestra producción y nuestra creatividad, y muchas maneras de hacerlo. Hay que encontrar las que, juntas, nos ofrezcan el mejor resultado.
Hemos oído muchas veces frases del tipo, ¿qué es mejor, mezclar con auriculares o altavoces? Esta pregunta es un claro ejemplo de a lo que nos referimos en este punto y la respuesta es aplicable a muchas otras situaciones similares: “Una cosa no sustituye a la otra, sino que se complementan, te dan una visión más global de lo que estás oyendo y te permiten centrarte en diferentes aspectos”. Por si no ha quedado del todo claro, ahí va otro clásico ¿Qué es mejor Cubase o Pro Tools? Habrá quien opine que Pro Tools es un estándar de la industria y quien diga que Cubase tiene un editor MIDI mil veces mejor y ese tipo de cosas.
Obviamente hay una cuestión de calidad de desarrollo y de componentes que es indiscutible y que damos por hecho que queda entendida pero, ya dentro del universo de productos profesionales, debemos escoger según nuestras necesidades, objetivos y coherencia con nuestro workflow. La elección al final dependerá de tus recursos, necesidades específicas, sistema de trabajo, tipo de proyectos, y claro está, de tus oídos.
Sigue la regla de la “fuente de calidad”
Si algo entra sonando mal, saldrá sonando mal, esta es una máxima que siempre se cumple y que es válida tanto para grabación como para directo. Por lo tanto, debes intentar siempre obtener la máxima calidad en el origen de la fuente de audio y mantener esas condiciones tanto como sea posible (evitando la pérdida acumulativa) durante todo el procesamiento. No puedes confiar nunca en que ya lo solucionarás más adelante. Independientemente del equipamiento, los conocimientos o la experiencia que tengas, la idea de base es que cuanto mayor sea la calidad del audio de inicio, mejor será el producto final. Esto nos lleva al siguiente punto. Usa tu equipo con conocimiento.
Utiliza tus herramientas de forma consciente
Si no sabes qué es lo que hace o para que se utiliza un determinado equipo, no lo uses. Esto tiene sus matices, que explicaremos un poco más abajo, pero la idea principal es esta.
Puede pasar que tengas un procesador, no muy común para ti, pero que has oído que hace maravillas. Pongamos por ejemplo un “exitador aural”. Las especificaciones del producto detallan lo siguiente: aumento de la presencia y claridad, mayor sonoridad percibida, detalles e inteligibilidad mejoradas, etc.
Es un error pensar que porque el equipo ofrece todas estas posibilidades y está fabricado por una gran marca, el sólo hecho de pasar la señal de audio por él hará que el sonido mejore. Si no conoces cómo funciona el producto puedes conseguir más bien todo lo contrario. Por este motivo nuestro consejo es que primero estudies el equipo, te informes, busques ejemplos, y sólo entonces lo utilices en tus trabajos, sabiendo lo que haces en todo momento.
Llegados a este punto también te alentamos a que experimentes, sin comprometer tu trabajo, ni el trabajo de otros. Es una buena actitud de cara a aprender y conseguir sonidos nuevos, ideas frescas y desarrollar tu personalidad. Probar, errar, acertar, todo esto redunda positivamente en tu aprendizaje y tu creatividad. Pero si realmente no sabes lo que estás haciendo y no suena mejor, entonces es probable que no valga la pena. Recuerda la máxima: si suena bien, es bueno.
Esperamos que estos sencillos consejos te hayan resultado interesantes y cumplan con su función, la de ayudarte a enriquecer y mejorar tu forma de trabajar.
¿Qué te parecen las recomendaciones de este artículo? Escribe abajo tus comentarios…
Publicado el: 29 de Junio de 2016 11:25 por Diego Ynsaurralde.
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Muy buen artículo. Realmente olvidamos de lo básico, que son nuestros oídos y nos guiamos por las características técnicas y por las marcas. Como bien explicado, si no sabes usar una cosa u otra es mejor no usarla y aplicar tu esfuerzo a la creatividad y la sencillez, más adelante tu mismo proyecto te pedirá aplicarle algo más. Gracias por el artículo.
Gracias por los consejos, yo creo que uno de los más importantes es buscar la calidad. Eso y con un buen trabajo, puede salirte una pieza estupenda. Saludos!